Mi primer enamoramiento

Cuento

Tenía once años, en ese entonces no sabía que era feliz, tenía por costumbre salir por las noches a jugar futbol con los vecinos, perrera le decimos nosotros. A la cuadra de mi casa había un parqueo donde nos reuníamos, unos quince chavalos aproximadamente, entre ellos mujeres.

Un día me llegó a buscar mi amigo Pedro.

- Oe vamos a jugar futbol con las chavalas del reparto. - Dijo emocionado.

Me contó que habían unas muchachas que jugaban futbol pero eran mayores que nosotros, dos años. Realmente la diferencia no es tanta, sin embargo, de once a trece años si se nota.

Llegamos al parqueo y ahí estaban, eran dos, una morena y una chela, ambas mas altas que yo por obvias razones, la morena se llamaba Jessy y la chela Francis.

Jessy era delgada, flaca mejor dicho. Morena, pelo crespo suelto y un poco china.

Francis era delgada pero no tanto como Jessy. Chela, pelo liso y medio castaño, ojos cafés algo claros, cachetoncita, labios hermosos y rojizos, tenía una ligera marca en la cara que indicaba que le dió varicela, unos 5 cm mas alta que yo.

El exceso de descripción me delata y es que cuando ví a Francis por primera vez, se me detuvo el tiempo un segundo.

Maje, jugaba futbol, ¿Qué chavala así juega futbol?.

Me presenté, todo nervioso, no sabía que decir pero quería hablar, conocerla, supe que vivía muy cerca, en frente de donde jugábamos, pero no la había visto hasta entonces.

Comenzamos a jugar futbol todas las noches, yo esperaba ansioso la hora para salir. Estaba chavalo y era la primera vez que me gustaba alguien.

Cuando quedábamos solos y tenía la oportunidad de decirle algo, comenzaba a sudar como chancho, el corazón me palpitaba mucho, no me salía ni una palabra.

Nos hicimos amigos, bien metido en la friendzone estaba. Ya no solo jugábamos futbol, a veces nos quedábamos a platicar en la acera de su casa. En ese tiempo gobernaba Bolaños así que los apagones eran frecuentes, no se podía jugar futbol en lo oscuro pero era bonito charlar, no teníamos celulares asi que no había miedo de que nos robaran.

Hubo un tiempo en que comenzó a jalar con un chavalo mayor que ella, no duró mucho, pero moría de celos obviamente, creo que era evidente ya entonces, todos lo imaginaban, incluso ella. Las burlas e indirectas no faltaron, un clásico en mi vida.

Recuerdo haberle escrito un par de poemas, todo idiota y cursi, maldito amor platónico. Las cartas decían cosas bonitas a vomitar pero no le pedía que fueramos novios, no tenía el valor ni por escrito. Se las entregué y ella la conservó un tiempo, recuerdo que un día discutimos por alguna razón y ella entró a su casa y salió con una caja y me enseñó que tenía esos poemas guardados.

Pasó un año aproximadamente y yo aún no pude decirle nada. Sin embargo ya éramos buenos amigos, tanto, que ya no había problema en sentirnos el sudor, aunque suena un poco asqueroso ahora, pues si jugábamos futbol, es normal que una mujer no le guste sentir el sudor de otra persona.

Sentía que podía gustarle, pobre iluso. Cada cosa que hacía lo veía como una señal.

Un día nos comentó a todos que posiblemente se iba a ir del país, porque ella nació en estados unidos y las condiciones de nuestro querido país tercermundista no eran buenas, era de esperarse. Eso me desilusionó mucho porque significaba que ya no la iba a seguir viendo.

Sus amigos del colegio le planearon una fiesta y ella me invitó. Fue la última oportunidad que tuve de decirle algo, incluso hoy en día, tengo la sensación de que por lo menos esperaba que se lo dijera, no lo hice. Ahí estuve yo, despidiendome de ella como cualquier otra noche, deseándole feliz viaje y luego caminando a la casa con el corazón roto.

Fracasé terriblemente en mi objetivo, y me juré que para la próxima ni aunque me muera de la pena lo voy a dejar pasar, aunque lo mas seguro es que me hubiera rechazado, realmente me hubiera gustado saberlo.

Tiempo después facebook ya estaba de moda y el internet mas accesible, logré contactar con ella, ya no sentía lo mismo pues el tiempo lo cura todo. Me confesó que le gustaban las mujeres, nunca supe o al menos no recuerdo haberle preguntado si tuve realmente un chance con ella.